Estás aprendiendo de moda, te clavas viendo desfiles, y de repente te sueltan: “esta es una colección de alta costura” o “es ready to wear”. Y tú pensando que todo era lo mismo.
Spoiler: no lo es.
En el mundo de la moda hay categorías bien claras, y entenderlas es parte del proceso de afilar tu ojo. Hoy vamos a hablar del famoso ready to wear, también conocido como prêt-à-porter. ¡Sí, esa frase en francés que suena elegante pero que en realidad es mucho más práctica de lo que crees!
Y no, no estamos hablando solo de ropa inalcanzable: de hecho, todo lo que ves hoy en tus tiendas de Zara, H&M, Mango o Shein nació de aquí. Del ready to wear salen las ideas que después se democratizan, reinterpretan (o fusilan) para llenar los aparadores que sí están a tu alcance.
El nacimiento del prêt-à-porter
Antes, la moda era un asunto exclusivo: piezas hechas a la medida, trabajos de taller que tardaban semanas, o incluso meses. La alta costura (haute couture) representaba eso: arte hecho prenda, pero solo accesible para unos pocos.
En los años 50 y 60, diseñadores como Yves Saint Laurent y Pierre Cardin entendieron algo crucial: si querías que tu marca creciera, necesitabas llegar a más gente. No todos podían pagar por una prenda a medida, pero sí podían aspirar a tener algo de la marca.
Así nació el concepto de prêt-à-porter: colecciones hechas en tallas estándar, listas para ser producidas en serie y vendidas en tiendas, pero manteniendo un diseño y calidad superiores al fast fashion.
¿Alta costura o ready to wear?
Aunque ambos se presentan en desfiles de moda, son dos mundos distintos:
- Alta costura: piezas únicas, hechas a mano, para clientes muy exclusivos. Cada prenda puede costar decenas (o cientos) de miles de dólares.
- Ready to wear: diseños pensados para su producción en serie. Todavía hay calidad, concepto y creatividad, pero están hechos para llegar a tiendas, no solo para posar en un museo.
Por eso ves que en las pasarelas ready to wear hay diseños locos y también otros más ponibles. Las marcas necesitan impactar (para viralizarse, para generar conversación), pero también necesitan vender.
Ejemplo de Alta costura:
Schiaparelli : Runway – Paris Fashion Week – Haute Couture Fall Winter 2018/2019
Embed from Getty ImagesEjemplo de Ready to Wear
Balenciaga – Runway – Spring/Summer 2022 Paris Fashion Week
Embed from Getty ImagesEl ready to wear en la actualidad
Hoy, el ready to wear es el corazón comercial de la moda de lujo. Marcas como Chanel, Dior, Balenciaga o Prada tienen sus líneas de alta costura para mantener el prestigio, pero su verdadero negocio está en el ready to wear: las colecciones de temporada, los accesorios, los perfumes.
Y aquí es donde entra el fast fashion.
Las grandes marcas como Zara, Mango, H&M y Shein observan las pasarelas de ready to wear, toman inspiración directa (o descaradamente copian) y crean versiones más accesibles para venderlas en masa.
Cuando ves una tendencia nueva en tu tienda favorita, lo más probable es que no venga directamente de la alta costura. Viene del ready to wear, donde los diseñadores ya adaptaron las ideas para que sean “usables”.
La reinterpretación puede ser sutil o descarada: cambian materiales, simplifican cortes, bajan costos. Pero el corazón creativo suele venir de ahí.

¿Por qué importa entender esto?
Porque entender la diferencia entre “arte” y “producto” te da más herramientas para analizar la moda, para disfrutarla, y también para cuestionarla.
No todo lo que ves en una pasarela está pensado para que lo uses en la calle, pero tampoco todo es arte intocable.
El ready to wear es esa zona gris donde la creatividad se cruza con el negocio. Y conocerlo te ayuda a entender mejor lo que compras, lo que usas, y por qué ves lo que ves en las tiendas que están a tu alcance.
En Gris Revolución, creemos que aprender de moda también es aprender a ver más allá de la etiqueta.
Escrito por Julio C. Olivares